Tuve la oportunidad de entrar a un mundo que desconocía y me invadieron una cantidad de tejidos confeccionados con alma y manos artesanales. Mucho color… verdes, violetas, crudos, turquesas… Hoy la protagonista de esta historia es Tati Asensio.
«Yo lo siento como un organismo vivo como algo creativo que se autogenera y lo que es bueno también es que, hay un motor creativo que sale desde adentro y que está abierto, que mira hacia fuera pero es como que hay una ebullición de ideas… es lo que aparece y lo que se hace…»
Esto que nos expresa con tanta pasión es Telar del Río, un espacio de indumentaria y otros hallazgos.
Una diseñadora de interiores que con tan sólo 22 años se dedicó al telar, «el primer telar que conseguí fue uno antiguo, me conectó mucho a lo ancestral a una práctica mas ligada a lo artesanal y así fueron mis primeros años que comencé re joven..» dice Tati. Con el paso de los años, logró la fusión entre el diseño de interiores y el tejido, tratando de llevar a cabo algo innovador, una propuesta diferenciada.
Sentadas, rodeadas de producciones que te llevan hasta lo más profundo de su colección me cuenta sobre la convocatoria que le hicieron desde el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), para un encuentro en el año 2012, » “Las cosas del quehacer a orillas del Paraná” fue un proyecto maravilloso» . Para esta instancia se eligieron cinco diseñadores por provincia, entre las que estaban Santa Fe, Chaco, Formosa, Misiones y Entre Ríos. Con una sonrisa me dice que no sabe porqué la seleccionaron, estimando que quizás haya sido por la trayectoria que tiene con, la cadena de valor de la lana.
Cuando me habla de los reconocimientos, inmediatamente me dan ganas de saber más sobre esta producción artesanal, me intriga mucho de qué se trata la cadena de valor de la lana, las formas de trabajo… ¡quiero que me cuente todo!
«Es todo artesanal, hay dos líneas de trabajo una mas ligada al producto con hilos y lanas industriales, y otra con lanas hiladas que están hiladas por mujeres de Entre Ríos. Hace mucho estamos trabajando en red con esas mujeres, son mayoritariamente mujeres de San Jaime, Feliciano y María Grande, son grupos de de cinco o seis… y bueno trabajamos por pedido o ellas vienen y me ofrecen y yo veo si me sirve o sino me sirve…»
Estas conexiones entre hiladoras y tejedoras, surgen de un proyecto que se llamo «Cadena de valor textil artesanal de Entre Ríos» que actualmente se asentaron como marca, a la cual denominaron «Tramagua». De esta forma personas de distintos pueblos se articulan y Telar del Río es una célula de eso, nos dice Tati.
Indudablemente me doy cuenta que no hay gusto más lindo que permitirme conocer y mostrar el interior de un emprendimiento artesanal como este; es darle lugar a la mirada del diseño de autor, que es la mirada diferente. Telar del Río toma todo lo propio del diseño de indumentaria pero a la vez se plasma desde una mirada propia del entorno, del lugar, de la propia inspiración. Hoy podemos disfrutar de «Escritos del agua, escritos en la piel», una colección que tiene que ver con el cuerpo en la orilla, con todo lo zigzagueante, el río, lo fluyente.
Estos últimos meses, Tati abrió el panorama y se está animando -después de un largo proceso- hacer combinaciones de tela y telar, estas producciones surgen porque, las prendas más livianas son las que nos obligan a llevar las altas temperaturas de verano. «En esta temporada trabaje el modal y el telar combinado en babuchas, remeras, vestidos siempre con un detalle diferenciador en el tejido, o detalles en cerámica…»
Durante toda la entrevista la escuché decir muchas veces la frase «Se enseña, se produce y se vende», es mucho más que una producción, es directamente la identidad de esta marca. Esta frase que tan recordada me dejo esta emprendedora en mi cabeza, forma parte de los talleres que se realizan.
¿Talleres?
Son encuentros que realiza Telar del Río y tienen tres partes. Por un lado está el reconocimiento del oficio, es decir la persona que va y aprende a tejer, aprende la técnica y los conocimientos básicos; y por otro lado está lo cultural y finalmente lo creativo. Son tres elementos que se van mezclando en el proceso y desarrollo del taller, es todo un espacio que se genera alrededor de los encuentros, en donde se tienen en cuenta más que la tarea de aprender sobre tejido.
Sin dudas es un trabajo que Tati aprendió, un oficio o mejor dicho ¡un talento! partiendo del diseño de interiores. Ahora sí, luego de horas de preguntar, conversar, conocer y fotografiar me retiro de este espacio en donde hay diseños que traman una historia… e innovan.